Azúcar de flor de coco orgánico de comercio justo
Fina dulzura de caramelo de Java, Indonesia.

El azúcar de flor de coco es un azúcar de palma que se diferencia significativamente del azúcar doméstico convencional en varios aspectos. Su tamaño de grano es algo más grueso y el color pardusco recuerda algo al azúcar de caña. El dulzor del azúcar de flor de coco es comparable al del azúcar de mesa. En cuanto al sabor, su carácter acaramelado y sus sutilezas aromáticas lo hacen único en el segmento de los edulcorantes.

Desde el punto de vista de la salud, el azúcar de flor de coco destaca por sus valiosos minerales, vitaminas y aminoácidos. Los numerosos micronutrientes zinc, potasio y hierro que contiene lo distinguen de otras alternativas al azúcar en términos de riqueza mineral. También contiene 16 valiosos aminoácidos, que son responsables del desarrollo y mantenimiento de todas las funciones corporales. El contenido del aminoácido glutamina, que interviene especialmente en los procesos metabólicos y en el rendimiento de la memoria, es extremadamente alto. El azúcar de flor de coco también proporciona una pequeña cantidad de fibra inulina, que puede favorecer una flora intestinal saludable. Además, esta sustancia mejora la absorción de magnesio y calcio, esenciales para la estructura y función de huesos y músculos. Además de los nutrientes mencionados, el dulzor de la flor del coco contiene numerosas vitaminas como la vitamina C y doce vitaminas esenciales del grupo B. También puede contener trazas de vitamina B12, muy rara en las plantas. El índice glucémico (IG) del azúcar de flor de coco es inferior al de otros edulcorantes convencionales como el azúcar de mesa o la miel.

Nuestro azúcar de flor de coco procede de Java, una de las cuatro grandes islas de la Sonda, entre Malasia y Australia. Las características típicas de la isla son la riqueza y diversidad de diferentes culturas, magníficos complejos de templos, algunos de los cuales han sido reconocidos como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, y paisajes impresionantes con volcanes aún activos y lagos de cráter azul turquesa. Las temperaturas y las condiciones del aire tropicales rodean varios parques nacionales con playas de arena increíblemente hermosas e islas de coral ricas en especies en el mar cristalino. Metrópolis como Yakarta, la capital de Indonesia, y Yogyakarta complementan el espectro en términos artísticos y culturales, cuya expresión se extiende a zonas más rurales caracterizadas por pueblos pequeños y auténticos.

Nuestro azúcar floral proviene de una cooperativa local de alrededor de 2000 pequeños agricultores y familias, cada uno con entre 5 y 20 cocoteros, cuyo cultivo es orgánico y cuenta con certificación de Comercio Justo. Dado que para producir azúcar de flor de coco no es necesario talar las palmeras, no se necesitan grandes superficies para el cultivo repetido de las plantas. El azúcar se obtiene del néctar líquido de la flor del coco. Si se corta el capullo de la flor, sale un jugo dulce y pegajoso que se recoge en un recipiente. A continuación se elimina el agua aplicando calor, de modo que finalmente se obtiene el azúcar de flor de coco en forma cristalina. Para un kilo de azúcar de flor de coco se necesitan cuatro litros de néctar, lo que corresponde a la producción diaria de dos cocoteros.

La característica especial de nuestro azúcar de flor de coco es que el producto final se compra directamente a agricultores locales y pequeñas familias. Esto significa que una mayor parte de los ingresos va directamente a la población local y se pueden evitar rutas de transporte innecesarias para los distintos pasos del procesamiento. Gracias a nuestros socios, que estuvieron allí y pudieron presenciar de primera mano el cultivo y la producción de nuestro azúcar de flor de coco, estamos seguros de que se están cumpliendo nuestros requisitos éticos y de calidad para el producto y su historia.

Ya sea para una bebida de cacao ceremonial o para sus comidas y bebidas favoritas, nuestro azúcar de flor de coco sirve como un noble y dulce refinamiento, nutre su cuerpo y seguramente le dibujará una sonrisa feliz e infantil en su rostro. ¡Disfruta de la dulzura de la vida!